Cuando compremos pescado fresco debemos tener en cuenta algunos detalles importantes para su conservación.
Lo primero, en cuanto llegues a casa, conviene limpiarlo, lavarlo y quitarle las vísceras.
Después, pon el pescado ya limpio encima de un plato o una fuente con un trapo ligeramente humedecido.
De esta manera evitarás su posible alteración por contacto con el oxígeno, la transmisión de olor al resto de la nevera y la contaminación bacteriana de otros alimentos.
Ya en el frigorífico, coloca el pescado en la parte más fría.
Pero eso sí, recuerda que para evitar riesgo de intoxicación, el pescado fresco no se debe conservar en la nevera mas de 2 días.