La cerveza también funciona como diurético porque, además de tener fibra, es rica en potasio y baja en sodio, lo que ayuda a limpiar el organismo y favorece la buena digestión. Por otro lado, al tener poco calcio pero ser rica en magnesio, refuerza la prevención respecto a todo tipo de enfermedades del corazón. Además, algunos estudios hablan de un efecto beneficioso sobre la salud ósea y los síntomas de la menopausia, a su vez que puede considerarse un factor protector contra enfermedades degenerativas.
Por si no fuera poco, y siempre haciendo referencia al consumo moderado (2 cañas al día en el caso de las mujeres), la cerveza puede contribuir a prevenir algunas formas de cáncer, como el de mama, facilitando la contención del desarrollo de células malignas. Pero el componente que contribuye a esta protección, el lúpulo, también ha demostrado tener cierta actividad antioxidante, por lo que previene el envejecimiento del organismo.
Y para las que somos deportistas (esperemos que muchas) tened en cuenta que hay estudios que han identificado a la cerveza con o sin alcohol como a una bebida estupenda para la rehidratación después de hacer deporte. Así que ahora ya tienes excusa para tomarte una cervecita con quien quieras: "¡Todo sea por la salud, hombre!".