El 'caso Alba', uno de los primeros sobre maltrato infantil que sacó a la palestra esta polémica social, ya tiene sentencia. La Audiencia de Barcelona ha condenado a penas de 20 y 22 años de prisión a la madre de la niña Alba y al compañero sentimental de ésta, respectivamente, por la brutal paliza que dejó a la pequeña en estado de coma en marzo de 2006 y que ahora padece una invalidez irreversible.
La sentencia supera la petición inicial de la Fiscalía, que reclamaba 19 años de cárcel para los dos acusados. Aun así, descarta condenarlos por asesinato en grado de tentativa.
El tribunal condena a Francisco Javier Pérez a 22 años de cárcel por dos delitos de lesiones, maltrato habitual y contra la integridad moral, con el agravante de parentesco. El tribunal ha decidido, dadas la edad de la víctima y la gravedad de sus lesiones, imponer las penas máximas en cada delito.
Ana María Cano Fondevilla, madre de la pequeña, ha sido condenada a 20 años y medio por dos delitos de lesiones (uno de ellos en calidad de cómplice), maltratos habituales y un delito contra la integridad moral.
La sentencia destaca la clara "intención de menoscabar la integridad física de la pequeña" del padrastro y que la madre era "perfectamente conocedora" del "sistemático maltrato físico" que sufría la pequeña. Durante el juicio, el padrastro negó haber pegado a Alba y la madre dijo no haber visto maltratos.
Además, la Audiencia de Barcelona les ha impuesto una multa de un millón y medio de euros como responsables de las lesiones a la menor y ha prohibido la comunicación y aproximación a ella durante el tiempo de la condena. Además, ha retirado a la madre de Alba la patria potestad.
Alba, la niña de Montcada i Reixac víctima de maltratos, nunca podrá volver a caminar ni a hablar y necesitará de por vida la ayuda de una tercera persona para sus actividades diarias, según las conclusiones de los forenses que la examinaron y que ayer declararon en la Audiencia de Barcelona.
La niña es capaz de asentir, negar y articular algunas sílabas y puede ponerse en pie con algún apoyo. Entiende las preguntas que se le hacen si son sencillas y reconoce a las cuidadoras que la asisten en el centro tutelado donde reside, además de mostrarse alegre cuando recibe visitas. Pero nunca recuperará el habla ni la movilidad y necesitará ayuda para asearse, vestirse y hasta comer. Ha logrado ejecutar algún movimiento coordinado, como llevarse una cuchara a la boca, pero es incapaz de repetirlo.
Respecto a las causas del hematoma cerebral que la dejó en coma, los forenses explicaron que se produjo debido a una o varias sacudidas "muy violentas" y que en ningún caso pudo obedecer a una caída accidental, como declararon la madre, Ana María Cano, y el padrastro, Francisco Javier Pérez, en sus declaraciones.