El ministro del Interior español, Alfredo
Pérez Rubalcaba, y su homólogo marroquí, Taieb Cherkaou, se reunieron
el lunes en Rabat en un encuentro que ha provocado grandes expectativas
tras varios incidentes ocurridos en las últimas semanas en la frontera
con Melilla y que han tensado los lazos entre ambos países.
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España y Marruecos, dispuestos a zanjar diferencias
Una
rueda de prensa en la que iban a comparecer ambos ministros fue
cancelada, aunque estaba previsto que Rubalcaba compareciera ante
periodistas a lo largo de la tarde en la embajada española en Rabat.Desde
mediados de julio, el Gobierno de Rabat ha emitido cinco comunicados
atacando lo que dicen fueron abusos contra marroquíes en Melilla, uno
de los dos enclaves norteafricanos de España, y también ha acusado a
Madrid de abandonar a inmigrantes subsaharianos en el Mediterráneo.En
el último de los comunicados, Rabat acusó a la policía española de
racismo y posteriormente se registraron varios incidentes en la
frontera entre Marruecos y la ciudad autónoma en los que algunas
decenas de personas cortaron el tráfico y trataron de impedir el paso
de alimentos.Los bloqueos se levantaron pocos días después a la
espera del resultado de la reunión entre los dos ministros y mientras
la diplomacia trabajaba a distintos niveles."Se confirmarán
totalmente toda una serie de actuaciones conjuntas con la visita del
ministro Rubalcaba (..) pero como ya hemos dicho en varias ocasiones
desde el Gobierno, los incidentes en los países vecinos pueden ocurrir
de vez en cuando y tienen los canales diplomáticos y de seguridad para
encontrar su solución", dijo la semana pasada el ministro de Asuntos
Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.El jefe de la diplomacia
española ha descartado referirse a términos como "crisis diplomática" o
"situación de elevada tensión", y ha achacado las fricciones a los
problemas lógicos derivados de una relación fronteriza.Según ha
adelantado el Ministerio del Interior español, en el encuentro se
analizarán cuestiones como la cooperación policial, la lucha contra el
terrorismo y contra la inmigración ilegal y otros asuntos comunes.Las
autoridades españolas han intentado evitar una escalada de tensión
entre los dos países vecinos, cuyas relaciones han sido buenas en los
últimos tiempos, a la vez que han defendido la actuación de la Policía
Nacional y la Guardia Civil.TEMAS DELICADOSLas tiranteces
llevaron incluso a que Juan Carlos I mantuviera una conversación
telefónica con el monarca alauí Mohamed VI, en la que ambos jefes de
Estado coincidieron en que los incidentes no deben perturbar el buen
clima de entendimiento entre ambos países, según la Casa Real española.Por su parte, el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, también ha denunciado que los hechos han sido "magnificados".Los
temas de inmigración y de territorios son asuntos delicados para la
relación entre ambos países, cuyo equilibrio es crucial para los
esfuerzos europeos de lucha contra el terrorismo y la inmigración
ilegal.La última crisis entre los dos estados se desencadenó en
2002 a cuenta del islote mediterráneo de Perejil durante el mandato del
anterior presidente español, José María Aznar, y se agravó por
diferencias en la lucha contra la inmigración ilegal.La
situación cambió ya con José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa, y
en los últimos años España y otros países han alabado a Rabat por
combatir el integrismo islamista, luchar contra el narcotráfico de
hachís y actuar contra la llegada de inmigrantes ilegales a territorio
español.Precisamente una visita del ex presidente Aznar a
Melilla la semana pasada provocó un cruce de declaraciones entre la
principal formación opositora, el Partido Popular, y el Gobierno
español, que acusó al ex presidente de "deslealtad" al Ejecutivo,
mientras el PP criticaba a las autoridades por no enfrentarse al problema.Responsables
oficiales marroquíes han dicho en privado que Rabat estaba molesto por
lo que dijo era la expansión de las actividades de espionaje de España
en el norte del país y por la falta de entusiasmo de Madrid hacia el
nuevo embajador marroquí en España, el ex dirigente del Polisario Ahmed
Ould Souilem